La música clásica es uno de los géneros más relevantes, ya que ha perdurado a lo largo de los siglos, sirviendo de gran influencia a la música actual y manteniéndose como uno de los más escuchados, siendo apreciado por todo tipo de personas con distintas culturas y en diferentes épocas. Esta fascinación es especialmente llamativa y las características de la música clásica son muy relevantes para explicar el porqué de importancia.
Una de esas características alude directamente a su capacidad para provocar emociones en los demás, algo realmente difícil para otros géneros. Entre estas emociones se encuentran la tristeza o alegría, nostalgia o emoción; un millón de sensaciones que cada persona canaliza de manera distinta, pero todas a través del viaje emocional que esta música puede estimular.
Por ello, en este artículo queremos entender las razones que explican esta capacidad única, con la intención de que se comprenda su singularidad y aprender a disfrutar de la música también desde el punto de vista más técnico.
Su complejidad emocional
Comenzamos con una de las razones más evidentes, y es que la música clásica posee una gran complejidad técnica que se ve reflejada en el plano emocional. Entre otras explicaciones, esto puede surgir de:
La estructura musical
Lo cierto es que la estructura musical en este género puede influir en los efectos emocionales que pueda tener. Muchas obras clásicas tienen una estructura específica, tal y como, por ejemplo, la forma sonata. Estas estructuras tienen secciones diferentes que tienen la posibilidad de variar en términos relacionados con el ritmo, la dinámica o la tonalidad.
De esta manera, las modificaciones pueden tener un papel destacado en lo que se transmite y en las sensaciones que provoca en el oyente. Como ejemplo, podemos pensar en una sección lenta, la cual nos transmitirá una sensación de paz y tranquilidad. Por el contrario, si es una sección rápida puede tener como respuesta una enérgica y alegre.
Armonía y melodía
La música clásica suele estar caracterizada por su riqueza armónica y melódica. De hecho, los compositores más clásicos siempre han utilizado una gran gama de armonías y melodías que se mezclan de maneras enrevesadas para derivar en una auténtica experiencia auditiva. Así, estas diferentes combinaciones de notas pueden estimular las emociones de la persona que esté escuchando.
Como un ejemplo, podemos imaginar cómo los acordes menores y las melodías nostálgicas pueden evocar esa melancolía que se mencionaba anteriormente, o los acordes mayores y su relación con emociones más enfocadas en la felicidad o entusiasmo.
Así, con estas dos vertientes podemos entender cómo la complejidad de su estructura, a la vez que la versatilidad de los autores para jugar con los diferentes elementos pueden derivar en sentimientos marcados según lo que se quiera expresar.
Los compositores y lo que quieren expresar
Como comentábamos, la acción humana también destaca en el poder de la música clásica. Los compositores de música clásica tienen muy claro cómo transmitir con sus creaciones, y utilizan para ello tanto los elementos técnicos como sus propias habilidades.
Cada obra maestra tiene detrás una historia, ya sean vivencias personales, ideas, arte o historia; algo realmente relevante para ligar una canción a un tipo de contexto. Los autores utilizan la música como medio de expresión, y es que con ella se pueden expresar sentimientos universales que reciben los oyentes.
El papel de los músicos
Por supuesto, no hay que olvidar la interpretación por parte de los músicos, especialmente cuando este género se escucha en directo tocado por una orquesta. Tanto los propios músicos como el director de orquesta trabajan en equipo para decidir las intenciones emocionales de la composición que van a interpretar, y así intentan transmitirlo el día del concierto.
Este papel es especialmente importante, ya que la interpretación tiene un gran poder de cambio en las emociones que una obra pueda llegar a transmitir. Es por eso que dos conciertos nunca son iguales, haciendo que escuchar música clásica en directo sea una experiencia única e irrepetible.
El oyente y sus propias emociones
Aunque nos hayamos centrado en la música clásica y su poder de transmisión, también hay que tener en cuenta la receptividad de la persona que esté escuchando. Las experiencias musicales, al fin y al cabo, se basan en la subjetividad, y cada oyente puede tener opiniones y sentimientos completamente distintos.
Esto se explica gracias a que la música clásica puede evocar ciertos recuerdos o despertar sentimientos de cada uno, lo que deriva en conexión privada con cada pieza musical, representando realmente su propia historia reflejada en los acordes.
Música y un escape emocional
La música clásica puede proveer una multitud de emociones realmente profundas y maravillosas. Pero, también puede servir de refugio para las personas que se escudan en ella cuando no están en sus mejores momentos o cuando necesitan esa mano amiga que siempre es la música.
Concretamente con este género, la complejidad armónica y melódica de sus obras, sumado al resto de puntos anteriores como la capacidad de transmisión de los compositores o la interpretación de los músicos, hacen que llegue de una manera especial a los oyentes, siendo capaz de provocar una amplia gama de emociones.
La relajación y paz que proporcionan algunas obras de música clásica facilitan la conexión con nosotros mismos, la introspección y un estado de calma en el que analizar todos aquellos sentimientos profundos que apenas podemos escuchar en nuestro día a día tan ocupado.
Quizá, este tipo de ayuda, más allá del entretenimiento que la propia música como arte proporciona, sea la razón por la cual este género sigue tan vigente tantos años después. La influencia de la música clásica en la actual es innegable, pero también el fuerte interés que hoy en día sigue provocando, siendo tan inspiradora como el primer día.
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