Se suman, a las características y dificultades propias de cada evento, la peculiaridad de organizar y enseñar a 300 personas ajenas a la entidad: qué deben hacer, cómo y cuándo deben hacerlo. Al principio, puede parecer algo complicado o incluso, imposible. Pero cuando te encuentras dentro de ese momento mágico que se crea en los ensayos, en la prueba de audio, en la vocalización; te das cuenta de que, con una adecuada organización, y gracias a la buena disposición del propio Coro Filarmonía, el cual le acompaña en cada paso del camino, al final el resultado será apoteósico.

Y podemos dar fe de ello. En Filarmonía, llevamos años desarrollando este tipo de iniciativas; cada cual es especial y cada una sale mejor que la anterior. Si preguntas a cualquier persona, todas te dirán que se han sentido parte del espectáculo, como verdaderas estrellas y protagonistas de cada concierto en el que participan.